Atopei este artigo na páxina migueljara.wordpress.com e, pareceume interesante reproducilo aquí, xa que hoxe aparece na prensa a información sobre os efectos adversos que a vacina do papiloma humano tivo en dúas rapazas vacinadas en Valencia. Para ter moi en conta á hora de tomar unha decisón.
Desde que se supo que el Gobierno español, como tantos otros gobiernos del mundo, apoyaría el comercio de la vacuna contra el cáncer de cuello de útero de las farmacéuticas Merck y GlaxoSmithKline -fabricantes de Gardasil y Cervarix respectivamente-, muchos profesionales sanitarios coordinan una campaña que pide una moratoria en la aplicación de tan controvertido preparado. Dicha iniciativa, que entre otras medidas consiste en una declaración que puede firmar cualquier ciudadano preocupado, lleva casi 7.300 rúbricas.
Esta es una vacuna cuestionada desde el principio por numerosas sociedades sanitarias, entre ellas: La Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (Semfyc), la Sociedad Española de Epidemiología (SEE), la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS) o el Centre d’Anàlisi i Programes Sanitaris (CAPS), en cuya página está alojada dicha declaración y petición de moratoria. También coinciden multitud de agentes en que la decisión de vacunar contra el cáncer de cuello de útero ha sido política. Y es que si hablamos de política, habría que reconocer que casi todas las decisiones que toman las administraciones sanitarias en esta materia son políticas, más que científicas. De política económica, vaya. Y de que esta favorece intereses privados concretos. Si no, no se entiende que ya se estén vacunando con una vacuna tan dudosa y con tantas irregularidades como esta a las niñas de entre 11 y 14 años en todo el país, por no decir en todo el mundo.
Este juego de la política es muy parecido al del fútbol y su trasvase de fichajes entre equipos. Resulta que uno de los mayores impulsores de la citada moratoria y la consiguiente declaración ha sido Ildefonso Hernández-Aguado, Catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad Miguel Hernández, uno de los primeros firmantes del documento, como no podía ser de otra manera. El 20 de noviembre de 2007, no hace un año, Hernández participó, junto a otro responsable de dicha iniciativa pro moratoria, en una reunión con altos cargos del Ministerio de Sanidad español, entre los que se encontraba el director general de Salud Pública, Manuel Oñorbe. La reunión fue “cordial y constructiva”, como un correo de la iniciativa comentaba. Se acordaron varias medidas encaminadas a controlar de cerca la efectividad y eficiencia de estas vacunas.
El ministro de Sanidad, el profesor Bernat Soria, según indica este correo informativo procedente de la campaña pro moratoria, “manifestó estar en general de acuerdo con lo que decimos los promotores. Dependiendo del resultado electoral, habrá que seguir las acciones que adopta el Ministerio sobre la evaluación de nuevas evidencias, las políticas de cribado y las modificaciones en los sistemas de vigilancia en salud pública”.
Desde finales de abril de 2008, poco después de la reunión que comentamos, Ildefonso Hernández-Aguado es director general de Salud Pública en sustitución de Oñorbe. Éste, según el diario El Mundo, llegó al Ministerio de la mano de Fernando Lamata, ex número dos de la que fuera ministra de Sanidad y actual titular de Administraciones Públicas, Elena Salgado, que no gustaba nada a la industria farmacéutica y quizá por ello no llegó a cumplir su mandato de cuatro años al frente de Sanidad (fue sustituida por Bernat Soria, que tiene muy contento a la patronal de los laboratorios en España, Farmaindustria). Sin suspicacias ¿¡eh!? Lo cierto es que las buenas lenguas comentan la jugada. Como ven, en la política también hay quien calienta banquillo y quien ficha como estrella.
El pasado sábado un médico ofrecía una conferencia en la Feria BioCultura sobre la vacuna contra el virus del papiloma humano y aludía a “firmantes del manifiesto pro moratoria que ahora ocupan cargos políticos y se desentienden” de dicha reivindicación. Y es que mientras suena en mi ordenador el reggae de Mikey Dread “Friends And Money” me llegan, vía email, más críticas relativas a que el proceso de moratoria está en “stand by”. Vamos, parado a la espera de. “Desde el Ministerio de Sanidad no ha habido ningún gesto nuevo y las Comunidades Autónomas (CC.AA.) están vacunando. Todos contentos, incluida la Merck; en algunas CC.AA. se está trabajando en un programa de cribado del cáncer de cérvix con citología [también cuestionadas], al fin, después de décadas de desorden… empujadas por la iniciativa de petición de moratoria”, comenta una activista pro moratoria firmante de la declaración. Y es que ha pasado un tiempo prudencial desde el nombramiento de Hernández para que este médico alicantino, hombre de confianza de Soria -al que el ministro conoció en su etapa de trabajo en la Universidad Miguel Hernández y con el que mantiene una buena relación- ofrezca una alegría a las casi 7.300 personas que han dejado su firma en la declaración que él encabezó. Porque entre otros motivos, cuando sólo llevaba al Ministerio la mitad de rubricas recogidas de las que hay ahora presumía de las mismas, con lógica y orgullo, ante su predecesor en la dirección general de Salud Pública que ahora ocupa.
El espíritu crítico y sinceramente preocupado por la salud ciudadana de Hernández no puede haberse desvanecido entre los oropeles de un Ministerio muy influido por los laboratorios. Pero como sé que el cargo que ocupa le tendrá ocupado las 25 horas del día, dado el trabajo que se acumula por la ingente cantidad de enemigos que tiene la pública salud y dado que no recordará dónde guarda el email informativo citado, le recuerdo que este destacaba “algunas experiencias en otros países que también abogan por la prudencia antes de vacunar masivamente: 5.1. Un antecedente de aplicación en la práctica de una moratoria como la que pedimos: el parlamento (“House of Delegates”) del estado de Virginia, en EEUU, decidió este enero de 2008 dejar congelado al menos hasta octubre de 2010 el programa de vacunaciones de VPH en las adolescentes (aprobado en 2007). La principal razón es que aún existe poca experiencia para asegurar la seguridad y eficacia de las vacunas; en espera de más información científica, durante este mes de febrero el Senado de Virginia decidirá si esa decisión es definitiva. 5.2. Desde junio de 2007 existe en Canadá una iniciativa parecida a la nuestra basada en la red Women’s Health Network, que ha planteado públicamente una moratoria en la aplicación de la vacuna en Canadá, cuyo gobierno ha empezado a financiar un programa de vacunación con Gardasil. 5.3. El programa de vacunación en Ontario (Canadá) está encontrando una aceptación baja, debido a las reticencias de los padres, preocupados por la seguridad de la vacuna. Menos del 50% de los padres han aceptado vacunar a sus hijas, llegando a un 28% en algunas zonas de Ontario. 5.4. En Alemania, el 31 de enero los partidos CDU/CSU (Demócrata-Cristianos) han solicitado un nuevo estudio sobre la seguridad de la vacuna, después de que hayan ocurrido dos muertes (una en Alemania y una en Austria) en chicas que la habían recibido”.
En un artículo de Ildefonso Hernández y Miquel Porta que se ha publicado cuando el primero ya es director general de Salud Pública en el Ministerio de Sanidad español, aunque fue escrito antes de ello, argumenta: “sus efectos [los de administrar la vacuna] serán recordados durante mucho tiempo por la ciudadanía y los profesionales de la salud, pues toda decisión relativa al calendario vacunal tiene un impacto duradero en la confianza pública y en la credibilidad de las autoridades sanitarias”. Amén.
Sólo cabe preguntarse, ¿qué piensan de esto las niñas y jóvenes en edad de ser vacunadas sanas? Ahora suena el tema de The Adverts “Bored Teenagers” y entre respuesta y respuesta la inteligencia se rasca la cabeza para encontrar una buena contestación.
Esta es una vacuna cuestionada desde el principio por numerosas sociedades sanitarias, entre ellas: La Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (Semfyc), la Sociedad Española de Epidemiología (SEE), la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS) o el Centre d’Anàlisi i Programes Sanitaris (CAPS), en cuya página está alojada dicha declaración y petición de moratoria. También coinciden multitud de agentes en que la decisión de vacunar contra el cáncer de cuello de útero ha sido política. Y es que si hablamos de política, habría que reconocer que casi todas las decisiones que toman las administraciones sanitarias en esta materia son políticas, más que científicas. De política económica, vaya. Y de que esta favorece intereses privados concretos. Si no, no se entiende que ya se estén vacunando con una vacuna tan dudosa y con tantas irregularidades como esta a las niñas de entre 11 y 14 años en todo el país, por no decir en todo el mundo.
Este juego de la política es muy parecido al del fútbol y su trasvase de fichajes entre equipos. Resulta que uno de los mayores impulsores de la citada moratoria y la consiguiente declaración ha sido Ildefonso Hernández-Aguado, Catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad Miguel Hernández, uno de los primeros firmantes del documento, como no podía ser de otra manera. El 20 de noviembre de 2007, no hace un año, Hernández participó, junto a otro responsable de dicha iniciativa pro moratoria, en una reunión con altos cargos del Ministerio de Sanidad español, entre los que se encontraba el director general de Salud Pública, Manuel Oñorbe. La reunión fue “cordial y constructiva”, como un correo de la iniciativa comentaba. Se acordaron varias medidas encaminadas a controlar de cerca la efectividad y eficiencia de estas vacunas.
El ministro de Sanidad, el profesor Bernat Soria, según indica este correo informativo procedente de la campaña pro moratoria, “manifestó estar en general de acuerdo con lo que decimos los promotores. Dependiendo del resultado electoral, habrá que seguir las acciones que adopta el Ministerio sobre la evaluación de nuevas evidencias, las políticas de cribado y las modificaciones en los sistemas de vigilancia en salud pública”.
Desde finales de abril de 2008, poco después de la reunión que comentamos, Ildefonso Hernández-Aguado es director general de Salud Pública en sustitución de Oñorbe. Éste, según el diario El Mundo, llegó al Ministerio de la mano de Fernando Lamata, ex número dos de la que fuera ministra de Sanidad y actual titular de Administraciones Públicas, Elena Salgado, que no gustaba nada a la industria farmacéutica y quizá por ello no llegó a cumplir su mandato de cuatro años al frente de Sanidad (fue sustituida por Bernat Soria, que tiene muy contento a la patronal de los laboratorios en España, Farmaindustria). Sin suspicacias ¿¡eh!? Lo cierto es que las buenas lenguas comentan la jugada. Como ven, en la política también hay quien calienta banquillo y quien ficha como estrella.
El pasado sábado un médico ofrecía una conferencia en la Feria BioCultura sobre la vacuna contra el virus del papiloma humano y aludía a “firmantes del manifiesto pro moratoria que ahora ocupan cargos políticos y se desentienden” de dicha reivindicación. Y es que mientras suena en mi ordenador el reggae de Mikey Dread “Friends And Money” me llegan, vía email, más críticas relativas a que el proceso de moratoria está en “stand by”. Vamos, parado a la espera de. “Desde el Ministerio de Sanidad no ha habido ningún gesto nuevo y las Comunidades Autónomas (CC.AA.) están vacunando. Todos contentos, incluida la Merck; en algunas CC.AA. se está trabajando en un programa de cribado del cáncer de cérvix con citología [también cuestionadas], al fin, después de décadas de desorden… empujadas por la iniciativa de petición de moratoria”, comenta una activista pro moratoria firmante de la declaración. Y es que ha pasado un tiempo prudencial desde el nombramiento de Hernández para que este médico alicantino, hombre de confianza de Soria -al que el ministro conoció en su etapa de trabajo en la Universidad Miguel Hernández y con el que mantiene una buena relación- ofrezca una alegría a las casi 7.300 personas que han dejado su firma en la declaración que él encabezó. Porque entre otros motivos, cuando sólo llevaba al Ministerio la mitad de rubricas recogidas de las que hay ahora presumía de las mismas, con lógica y orgullo, ante su predecesor en la dirección general de Salud Pública que ahora ocupa.
El espíritu crítico y sinceramente preocupado por la salud ciudadana de Hernández no puede haberse desvanecido entre los oropeles de un Ministerio muy influido por los laboratorios. Pero como sé que el cargo que ocupa le tendrá ocupado las 25 horas del día, dado el trabajo que se acumula por la ingente cantidad de enemigos que tiene la pública salud y dado que no recordará dónde guarda el email informativo citado, le recuerdo que este destacaba “algunas experiencias en otros países que también abogan por la prudencia antes de vacunar masivamente: 5.1. Un antecedente de aplicación en la práctica de una moratoria como la que pedimos: el parlamento (“House of Delegates”) del estado de Virginia, en EEUU, decidió este enero de 2008 dejar congelado al menos hasta octubre de 2010 el programa de vacunaciones de VPH en las adolescentes (aprobado en 2007). La principal razón es que aún existe poca experiencia para asegurar la seguridad y eficacia de las vacunas; en espera de más información científica, durante este mes de febrero el Senado de Virginia decidirá si esa decisión es definitiva. 5.2. Desde junio de 2007 existe en Canadá una iniciativa parecida a la nuestra basada en la red Women’s Health Network, que ha planteado públicamente una moratoria en la aplicación de la vacuna en Canadá, cuyo gobierno ha empezado a financiar un programa de vacunación con Gardasil. 5.3. El programa de vacunación en Ontario (Canadá) está encontrando una aceptación baja, debido a las reticencias de los padres, preocupados por la seguridad de la vacuna. Menos del 50% de los padres han aceptado vacunar a sus hijas, llegando a un 28% en algunas zonas de Ontario. 5.4. En Alemania, el 31 de enero los partidos CDU/CSU (Demócrata-Cristianos) han solicitado un nuevo estudio sobre la seguridad de la vacuna, después de que hayan ocurrido dos muertes (una en Alemania y una en Austria) en chicas que la habían recibido”.
En un artículo de Ildefonso Hernández y Miquel Porta que se ha publicado cuando el primero ya es director general de Salud Pública en el Ministerio de Sanidad español, aunque fue escrito antes de ello, argumenta: “sus efectos [los de administrar la vacuna] serán recordados durante mucho tiempo por la ciudadanía y los profesionales de la salud, pues toda decisión relativa al calendario vacunal tiene un impacto duradero en la confianza pública y en la credibilidad de las autoridades sanitarias”. Amén.
Sólo cabe preguntarse, ¿qué piensan de esto las niñas y jóvenes en edad de ser vacunadas sanas? Ahora suena el tema de The Adverts “Bored Teenagers” y entre respuesta y respuesta la inteligencia se rasca la cabeza para encontrar una buena contestación.
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