jueves, 8 de enero de 2009


"Lorca está vivo"
No me gustan los cadáveres: mi culto a los muertos es mental. Las izquierdas, digo siempre -lo sé-son espirituales, como las derechas materiales. Ellos les meten en mausoleos gigantescos y les hacen monumentos que se van quedando grotescos; nosotros dejamos que sigan entrando en nuestra vidas: y hasta en las de ellos. El esqueleto anónimo de cráneo horadado por el balazo es otra cosa: sale ahora de su tumba como testigo de que eran criminales los que vencieron y se fingieron santos y van a los altares, recuperan la verdad, la historia: denuncian. Estuve en Cangas del Morrazo: entre una bandera de la CNT, otra de la República, echaron al agua once ramos de flores por los asesinados en ese día en el año trágico de 1936; tome una mano, un brazo, miré unos ojos y me sentí vivo con algo de la muerte de ellos, de lo que estaban haciendo en vida para los que les seguimos. Cantaron el himno gallego, me quedé sin cantar "A las barricadas": a veces lo canturreo solo, otras pongo un disco.
Lo pienso otra vez con las noticias de Lorca. Yo no querría que le desenterraran. El barranco de Viznar es ya un nombre histórico: un monumento. No es un cuerpo que tiene que acusar, con el del maestro y los dos jóvenes anarquistas a los que mataron con él: es la impregnación de Lorca que hay en España, el espíritu que se ha expandido entre nosotros a pesar de los cuarenta años del peor de los asesinatos, el de la cultura. "La casa de Bernarda Alba" no está alli; es libre y es una metáfora que grita contra la opresión, contra la dictadura de una sola persona; y es una defensa de la mujer castigada por serlo, esterilizada, encerrada. No está enterrada allí Marianita Pineda, que bordaba y preparaba la bandera republicana, como siglos mas tarde hacía mi madre en las noches de la monarquía. El romance de la asesinada vive, como el de Fermín Galán, fusilado en un monte de Huesca, está en la obra que le dedicó Alberti..
Lo que encuentren los historiadores en esos restos puede ser útil para datos. Está bien: pero ya los asesinos han muerto en sus camas de una vejez sin arrepentimientos y sin conciencia. Y si siguieran vivos, no pediría yo que les tocaran ni el pelo de la ropa: que se sepa quienes son asesinos y quienes no. (Ah, lo dije en Galicia y una señora se sublevó, y pronunció el nombre de Fraga, y se marcho. "Es que ha sufrido demasiado con la represión"·, me dijo alguien. Cómo no lo voy a entender).


Por Eduardo Haro Tecglen en Visto/Oído el Martes 14 de Abril de 2003


http://www.eduardoharotecglen.net/blog/archives/1931/04/lorca_esta_vivo.html

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