Por otra parte, hoy mismo también hemos sabido que una niña británica murió el pasado lunes tras recibir una dosis de la vacuna contra el virus del papiloma humano (VPH). Vuelve a repetirse el mismo protocolo que se desarrolló en España cuando se produjeron hace unos meses los graves casos de las niñas valencianas cuya salud estuvo en peligro tras su vacunación con el mismo preparado. Las autoridades han retirado el lote como medida de precaución. El lote, no han suspendido la vacunación con el fármaco. El director local del departamento de salud pública del Sistema Nacional de Salud británico (NHS) ha declarado que el fallecimiento se produjo
“poco después de que la niña recibiese la vacuna en la escuela” y que “no se puede establecer un vínculo entre el fallecimiento y la vacuna hasta que se conozcan todos los hechos y se lleve a cabo la autopsia”.
Habrá que estar atentos a cómo se desarrolla el caso. La marca de la vacuna que ha podido producir esta muerte es Cervarix, fabricada por la farmacéutica británica GlaxoSmithKline. Pero hay que tener en cuenta que el NHS ha participado en la promoción de la vacuna pues elaboró una estrategia para aumentar la aceptación de la misma. El NHS, a través de su departamento de Inmunización, dispone de un documento elaborado en 2007, titulado HPV attitudes and awareness (“Actitudes y conocimientos sobre el VPH”), en el que describe y segmenta a la población según su actitud ante la vacuna y argumenta cómo convencerla para que se inocule.
Un ejemplo obtenido de este texto que no tiene desperdicio y ustedes siguen leyendo si les apetece. Bajo el índice Attitudes towards new child vaccinations (Actitudes hacia nuevas vacunas para niños) se clasifica a los padres en tres categorías:
“Padres que confían: tienen fe en el médico de cabecera y en el NHS; Padres sumisos: están preocupados por los riesgos pero siguen al grupo [a los que confían]; y Padres resistentes: los que más se preocupan por los efectos secundarios”.
En otro apartado, bajo el título de “Discusión” el documento dice:
“Toda la historia [es decir, toda la información] sobre el HPV puede causar confusión y rechazo. Es mejor contar la historia sobre el cáncer de cuello del útero, es más significativa”.
Otro día seguiremos con el documento del gobierno británico, que se las trae. Por hoy recordarles que las niñas valencianas estuvieron afectadas por la otra marca de esta vacuna, Gardasil, fabricada por Merck. ¿Cómo se cerró el asunto? Pues se realizó un foro en Francia, en la Fundación Merieux, que reunió a expertos internacionales que afirmaron que los problemas de salud que sufrían las dos niñas de Valencia no estaban relacionados con la vacuna. Los ponentes sugirieron que las menores habían sufrido un “Síndrome de Conversión”, algo así como la histórica histeria. Vaya que las chicas o estaban locas o se lo hicieron. Sólo que el foro estaba patrocinado, entre otros, por los laboratorios fabricantes de estas vacunas.